Según un estudio publicado por el Centro de investigaciones Pew en abril del 2015, el islam pasaría a tener de l.600 millones de fieles (cifra del 2010) a 2760 millones para el año 2050. Para ese entonces los musulmanes representarán casi un tercio de la población total mundial proyectada (aproximadamente 9.000 millones de personas).
También se espera que el cristianismo crezca, pero no al ritmo explosivo del islam. Según comunica el Pew, a pesar de la ventaja de seis siglo que lleva el cristianismo, la población del islam podría sobrepasar a la cristiandad para el 2100.
Pew, con sede en Washington, regularmente presenta encuestas de gran alcance sin tomar posturas en cuanto a políticas públicas. Con seis años en el proceso, su estudio recopiló datos de 234 países y territorios para pronosticar el destino de cinco religiones importantes: budismo, cristianismo, hinduismo, judaísmo e islam; así como también de otras religiones tradicionales y personas sin afiliación religiosa (ateos).
El estudio, que según Pew es el primero de este tipo, basa sus proyecciones en la edad de la población, tasas de fecundidad y mortalidad, así como los patrones de migración y conversión. Los musulmanes tienen las familias más numerosas, conservan más miembros, y son más jóvenes que los adeptos a otras religiones. Más de 1 de cada 3 musulmanes es menor de 15 años.
Excluyendo cualquier tipo de catástrofe, desastre natural, y debacles económicas, para el 2050 aproximadamente el 30% de la población mundial sería de religión musulmana.
Para hacernos una idea sobre algunos de los límites que la mujer de familia musulmana debería sobrepasar para igualarse en derechos civiles a los de, por ejemplo, una atea, cito brevemente algunas partes del Corán. Si bien este libro sagrado establece que los hombres y las mujeres son iguales, en 4:34 también dice que los hombres son proveedores y protectores de las mujeres, porque Alá ha hecho que uno de ellos supere al otro, y porque gastan de su propiedad (para mantener a sus mujeres).
Este versículo se refiere a la relación entre el marido y la esposa, no al contexto general de la sociedad.
La jurisprudencia islámica (Sharia) habla de complementación; las diferencias se dan entre los roles, y las obligaciones entre ambos sexos.
Es de destacar que el Corán permite que los esposos golpeen a sus esposas si sospechan de la lealtad de estas. De algunas traducciones se desprende que se las debe castigar de forma «liviana» (cita Corán: 4:34). Se ha debatido qué significa un castigo liviano, y existen diversas posturas al respecto. También está estipulado que los hombres poseen el derecho de utilizar el cuerpo de sus mujeres como una posesión, utilizándola cuándo y cómo el hombre lo desee sin consentimiento de ella (cita Corán: 2:223). En el sagrado libro también se manifiesta que el hombre tiene la última palabra en decisiones familiares.
La castidad femenina se valora. Para proteger a las mujeres de ser acusadas de comportamiento no casto, la escritura establece castigos severos para aquellos que realicen falsas acusaciones, sin embargo, en algunas sociedades rara vez la mujer acusada tiene la oportunidad de defenderse de manera justa y apropiada.
En el islam las relaciones sexuales entre una mujer y un hombre que no sea su esposo es zina, crimen religioso, mientras que un hombre musulmán que tenga relaciones sexuales con esclavas no musulmanas, no comete adulterio. El principio de crimen religioso solo se aplica al sexo ilegal entre hombre y mujer musulmanes libres.
En el caso de las violaciones, en la actualidad, es común que una mujer musulmana que hace una acusación de violación no solo se le niegue justicia, sino que sea procesada por fornicación o adulterio. El islam promueve el nacimiento de tantos niños como la pareja sea capaz de concebir. El aborto no está penado siempre que el embrión tenga menos de 120 días si se demuestra que la mujer está débil, su salud se encuentra amenazada o si ella ha dado a luz en numerosas oportunidades. Bajo ciertas circunstancias la doctrina islámica también permite el control de la natalidad.
Esta breve mención sobre el Corán la hice para que tengamos una idea de qué significará para las mujeres feministas luchar contra creencias e ideales que sobrepasan al machismo hermanado a religiones que solo comparten con el islam la existencia de un Dios, o de machistas agnósticos. Queda claro hasta aquí que a medida que el tiempo transcurre serán más los hombres y mujeres fieles al Corán los que harán de la victoria feminista un objetivo cada vez menos factible de lograr.
Por otra parte están las mujeres nacidas en familias islámicas que luchan por liberarse de toda la enorme carga que le puede significar a cualquier persona el hecho de no sentirse libre. Pero, ¿cuánto pueden frenar su avance los movimientos feministas que plantean al hombre como un enemigo y no como un igual? Las mujeres que salen a las calles mostrando sus genitales para avanzar en su lucha: ¿no las perjudican? En la medida en que un esposo o un padre musulmán le permita quitarse el pañuelo (hiyab) a su mujer o a su hija y vea las marchas violentas contra «sí mismo»…¿le otorgará otro derecho?
Tal vez la lucha moderada sea el mejor camino o, tal vez, lo sea el avance ofensivo y acelerado en el tiempo. La historia, a través de sus investigadores nos contará cuál de las modalidades habría sido el camino más corto para lograr la igualdad de género.
MENSAJE PERSONAL: Como mujer y escritora quiero pedirte que no luches por modificar palabras que nos identifican: ELLAS, TODAS, NOSOTRAS, etc. Estas señalan a la mujer transexual tanto como a la nacida en cuerpo de niña, sea heterosexual u homosexual. ¿Cuál es el sentido de usar la letra ‘e’ en lugar de la ‘a’? Si buscamos la igualdad ninguna. Porque ELLOS son los que nos enamoran. Y si te enamora otra mujer considero que tienes más razones aún para no cambiar; podremos seguir diciendo: ¡ELLAS SE AMAN!
La totalidad del trabajo realizado por el Pew la puedes encontrar publicada por CNN.