¿QUÉ SUCEDE SI INVESTIGAMOS?

Cuando nuestra salud manifiesta deterioro, solemos buscar al médico más idóneo en la especialización que necesitamos. Sin embargo, en plena pandemia, la mayor parte de la población mundial, ni siquiera toma la precaución de averiguar si las nuevas vacunas pueden hacer daño. La campaña de miedo difundida a través de los medios masivos de comunicación ha logrado una suerte de lobotomía en mucha gente, privándoles de todo pensamiento crítico al respecto. Ahora se deja relegada la tarea de decidir si son convenientes o no, al ministro de sanidad, quien jamás vio siquiera la cara de los pacientes. Ya no se depende del doctor de cabecera, ¿o sí? Los nuevos modelos de vacunas, generados en tiempo record, ¿no le hacen mal a nadie? Seguramente no, tal vez todo lo que se dice en contra es cosa de conspiranoicos pero, para sentirnos seguros, mejor investiguemos a quiénes las fabrican. Después de todo, son los mismos que nos venden los analgésicos y demás preparados químicos. Y, dado que todo empresa seria y responsable, dedicada a sostener la buena salud humana, forma parte de nuestra familia, veamos a quiénes hemos dejado «entrar en casa». Aquí se exponen algunos de los antecedentes de los laboratorios que fabrican la esperanza de no enfermar y/o morir por Covid-19.

1.Pfizer acepta un acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos por valor de 2.300 millones de dólares en 2009.

«…Una filial de Pfizer se declaró culpable por el mal etiquetado de los fármacos «con intención defraudadora o engañosa», y se acusó a la empresa de la promoción ilegal de cuatro fármacos: Bextra (valdecoxib, un fármaco para la artritis que fue retirado del mercado en 2005), Geodon (ziprasidona, un antipsicótico), Zyvox (linezolid, un antibiótico)y Lyrica (pregabalina, un antiepiléptico). Las acusaciones de que Pfizer sobornaba y tenía generosos detalles con los médicos para que recetaran estos cuatro fármacos acabaron con un acuerdo por valor de 1.000 millones de dólares, además de 102 millones más para los seis denunciantes del caso. Pfizer firmó un Acuerdo de Integridad Corporativa con el Departamento de Sanidad de Estados Unidos por el que se comprometía a actuar correctamente durante los siguientes cinco años. Pfizer ya había firmado otros tres acuerdos similares, por lo que a la vez se comprometía a no promocionar fármacos ilegales ante los fiscales federales, la farmacéutica estaba ya enfrascada en el incumplimiento de sus promesas…»

Este tipo de fraude no pudo, ni puede, llevarse a cabo sin la colaboración de los médicos tratantes. Por ello es evidente que la industria farmacéutica funciona del mismo modo que una organización mafiosa. Al igual que cualquiera de ellas, no le importa la vida humana o animal, sino el lucro que pueda obtener por cualquiera de sus productos .

2. Novartis llega a un acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos por valor de 423 millones de dolares en 2010

Novartis promocionó ilegalmente seis fármacos. Se presentaron denuncias de fraude en Estados Unidos. El acuerdo terminó con las acusaciones de soborno del laboratorio a personal sanitario, para que recetaran sus productos. Los denunciantes fueron antiguos empleados de Novartis y recibieron más de 25 millones de dólares.     

3. Sanofi-Aventis, acusada de frauda, accede a pagar más de 95 millones de dólares en 2009

4. GlaxoSmithKline paga 3.000 millones de dólares en 2011

«…Se trata del mayor acuerdo por fraude de la historia de Estados Unidos. El laboratorio Glaxo se declaró culpable de haber promocionado ilegalmente diferentes medicamentos para usos no aprobados… »                                 

5. Astra Zeneca Novartis desembolsa 520 millones de dólares en 2010 por las acusaciones de fraude.

«…acusada de promocionar ilegalmente uno de sus fármacos más vendidos, el antipsicótico Seroquel (quetiapina), para que fuera recetado en niños, ancianos, veteranos de guerra y prisioneros para usos no aprobados por la FDA, como la agresividad, el alzhéimer, el control de la ira, la ansiedad, e trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), la demencia, la depresión, los cambios de humor, los trastornos de estrés postraumático o el insomnio…» […] «La multa no fue muy grande, si se tiene en cuenta que el fármaco generó más de 4.900 millones de dólares en 2009…»

Para que la quetiapina fuera promocionada fue fundamental el desempeño de los visitadores médicos. Con esto no se cataloga su tarea de forma negativa, dado que los laboratorios se encargan de que ellos no sepan lo que ocultan cuando transmiten las propiedades medicinales de los fármacos a los médicos. Son uno de los eslabones que utiliza la industria, incluso cuando ofrecen alojamientos y pasajes para congresos internacionales (por ejemplo) si el médico receta más cantidad del producto que está promocionando el visitador, que el del laboratorio contra el que compite.

6. Roche convence a los Gobiernos de una compra masiva de Tamiflu

«Roche cometió el que para mí es el mayor robo de la historia, aunque nadie todavía ha llevado a la farmacéutica a los tribunales. Ante la inminencia de la epidemia de gripe 2009 (que al final resultó ser bastante leve), los Gobiernos europeos y estadounidense desembolsaron miles de millones de euros y de dólares en la compra de Tamiflu (oseltamivir).» […] «El Tamiflu reducía la duración de la gripe unas 21 horas como máximo, es decir, lo mismo que otros fármacos más baratos, como la aspirina y el paracetamol. Además, el Tamiflu provocaba daños importantes, pero Roche ocultó esta información …»

7. Johnson & Johnson, multado con  1.100 millones de dólares en 2012

El laboratorio fue sancionado por su producto Risperidal (risperidona) que afectó a niños y adolescentes. Ocultaron y minimizaron los efectos dañinos del antipsicótico.

Este artículo está basado en el libro: MEDICAMENTOS QUE MATAN Y CRIMEN ORGANIZADO. Autor: Dr. Peter C. Gotzche (Master of Science en biología y química 1974, doctor en medicina en 1984. Trabajó en los departamentos de ensayos clínicos y regulación de medicamentos de algunas empresas farmacéuticas. Desde 2010, ocupa la cátedra de Diseño y análisis de investigaciones clínicas de la Universidad de Copenaghey, más credenciales). 8va. edición. Editorial Lince.

Las sanciones que se le impusieron hasta 2012 a los laboratorios Merck, Eli Lilly y Abbot también se encuentran en su libro.

Sugerencia: leer también los hipervínculos (palabras de color azul).

                                                             

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